Pablo Neruda
Pablo Neruda es un poeta que ha reflexionado ampliamente sobre su poesía y sobre su biografía, hasta el punto de resultar imprescindibles sus textos en prosa para adentrarnos en su mundo poético. En su memorias “Confieso que he vivido”, Para nacer he nacido, hay un material reflexivo que concierne directamente a sus contraseñas poéticas y que indica un nivel de autoconciencia que resulta la mejor explicación de su origen poética. Cabe pensar que estos materiales, escritos en un tiempo posterior a la poesía, sean indirectamente una observación de aquella.
De los textos anteriores surge la imagen de un adolescente débil, ensimismado, solitario, en continua sorpresa ante diferentes naturalezas que se sitúan ante sus ojos. Neruda se desarrolla además en clave de soledad, tristeza, amargura, dolor, desesperación, etc., como lemas adolescentes de mundo poético que se gesta también en reacción a la naturaleza y sus cambios de estación.
Relación entre Pablo Neruda y Rafael Allende
No existe registro preciso de la fecha y la circunstancia en que se conocieron Salvador Allende y Pablo Neruda. Sin embargo, es probable que se hayan encontrado por primera vez en Santiago, en 1945, cuando ambos fueron elegidos como senadores.
El primero, como representante del Partido Socialista (que colaboro en la fundación en 1933); y pablo Neruda como representante del Partido Comunista, al que acababa de adherirse formalmente.
En el año 1973 el 11 de Septiembre le dan golpe de estado al gobierno de allende protagonizado por Augusto Pinochet, durante el cual la casa de Neruda es saqueada y sus libros quemados. Mientras sucede todo esto Neruda esta en el hospital, pues sufre un cáncer de próstata, moribundo, pide noticias del terror. De a ratos consigue dormir y dormido delira.
La vigilia y el sueño son una única pesadilla. Desde que escuchó por radio las palabras de Salvador Allende, su digno adiós él poeta finalmente muere el día 23 de ese mismo mes.
Porque su trabajó no ha sido tan difundido
Su actividad política se desarrollaría en su propia patria, donde fue elegido senador de la República por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. Ese mismo año obtuvo también en Chile el Premio Nacional de Literatura, pero no tardarían en complicársele las cosas cuando hizo pública su enérgica protesta por la persecución desencadenada contra los sindicatos por el presidente González Videla. La lectura ante el Senado de su alegato “Yo acuso motivó que se ordenara su detención” y sólo gracias al refugio que le ofrecieron sus allegados logró Neruda evitarla y salir del país.
Durante el tiempo en que estuvo oculto preparó otra de sus obras mayores, Canto general, que, aparte de distribuirse clandestinamente en Chile, se editará en México en 1950 con ilustraciones de los grandes muralistas Siqueiros y Diego Rivera, poco antes de que se le conceda, junto a Picasso y al poeta turco Nazim Hikmet, el Premio Internacional de la Paz. Comienza entonces un doloroso destierro, cuya tristeza apenas puede ser cancelada por los numerosos cumplidos, calurosas recepciones e importantes galardones con que se reconocen sus méritos como poeta y como hombre íntegro. En 1951 inició un viaje por Italia, país en el que fijó su residencia al año siguiente. En este periodo difícil del destierro había venido en su auxilio una mujer, la que sería su compañera hasta su muerte: Matilde Urrutia.
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